Historia de Cifuentes
ÍNDICE
- La villa de Cifuentes en 1.569, según Calderón de Quirós.
- El lugar de Ruguilla en 1850, según Madoz
- La villa de Carrascosa de tajo en el año 1.578, según Miguel Martínez y Miguel soto
- La leyenda del Cristo de la Repolla
- El Balneario de Poterre
- Los judíos de Cifuentes
- Cifuentes: Un señorío por amor
- ¿Princesa tuerta o mujer coqueta?
- El Crimen del Fraile
- Ermita de San Ildefonso en el Lago de Bolarque
- Coplas, coplillas, canciones y seguidillas en Ruguilla
- El Milagro de los tres soles
CRONOLOGÍA
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Neolítico: Primeros asentamientos humanos en el Valle del río Cifuentes que dejaron multitud de muestras en forma de útiles de sílex, que aún hoy pueden encontrarse por diferentes parajes.
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Celtíberos: Restos de un poblado celtíbero en el paraje de los Rochos y de una necrópolis en Sotoca de Tajo.
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Siglo I: Martirio de San Blas de Oreto, según la tradición, en el lugar que ocupa la Cueva del Beato.
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Siglos II al V: Aparición de un Miliario y restos de una Villa Imperial Romana en Gárgoles de Arriba. Restos de la calzada que une Segontia con Segóbriga. Puente Romano en el nacimiento de río Cifuentes.
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Siglos V al VIII: Durante el período visigodo, esta zona estuvo bastante despoblada. Aún así existe en Gualda, una necrópolis y restos de un asentamiento permanente conocidos como "El Tesoro", datados en el Siglo VII. El territorio de Cifuentes queda enclavado en la Diócesis de Segontia (Sigüenza).
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Siglos VIII al X: Período de dominación musulmana en el que se destruye la diócesis visigoda. A cambio, se repuebla el Valle del Cifuentes. Existe constancia de la existencia de una alcazaba en el cerro que domina la población y donde se ubica el Castillo de Don Juan Manuel. Restos de casas-cueva árabes en los alrededores de Ruguilla.
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Siglo XI: La destrucción de la unidad política del Califato Cordobés, a finales del primer tercio del Siglo XI, determina la aparición de los Sultanatos de Taifas, dividiendo y debilitando la estructura política, económica y, sobre todo, militar del territorio andalusí. El Valle de Cifuentes queda entonces dentro de la Taifa de Toledo.
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1.085 (Aprox.): Cifuentes es conquistada a los hispano-musulmanes por Alfonso VI de Castilla, pasando a formar parte de Extremadura, región que abarcaba las tierras ocupadas desde Soria, hasta Medellín y cuya administración se basaba en los Consejos de las villas. Así, Cifuentes, era una villa dependiente del “Consejo de Villa y Tierra de Atienza” que gozaba de cierta autonomía, rigiéndose por sus Fueros.
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1.240: Noviazgo del rey Alfonso X con Doña Mayor Guillen de Guzmán, fruto del cual nace doña Beatriz hecho por lo que esta rechaza el titulo de Reina por no creerse merecedora.
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1.253: El rey Alfonso X “el sabio” casa a su hija, Doña Beatriz, con Alfonso III de Portugal convirtiéndose en reina de Portugal e iniciando así la participación de Castilla en la dinastía lusa.
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1.260: La Villa es dada en señorío a Doña Mayor Guillén de Guzmán, amante de Alfonso X y madre de Doña Beatriz de Portugal, que ordena la construcción de la Iglesia de El Salvador, la muralla que rodeaba a la Villa y las puertas de acceso a la misma.
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1.282: Nace en Escalona, el infante Don Juan Manuel “el turbulento”, hijo del infante Don Manuel y Beatriz de Suabia, nieto de Fernando III “el Santo”.
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1.317: Don Juan Manuel adquiere Cifuentes por compra a Doña Blanca, hija de Doña Beatriz y tercera Señora de Cifuentes, y ofrece "estar libre de impuestos durante diez años a los que pueblen la Villa". La tradición cuenta que esta medida atrajo a numerosos comerciantes judíos.
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1.324: Abril.- Don Juan Manuel ordena la construcción del Castillo de Cifuentes aprovechando los restos de una alcazaba musulmana.
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1.384: Nace Don Enrique de Villena “el nigromante”, último miembro de la dinastía Manuel.
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1.431: Enrique IV erige Cifuentes como condado en favor de Don Juan de Silva, primer Conde de Cifuentes, y alférez mayor de Don Juan II
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1.484: Don Juan de Silva ordena la construcción del Convento de la Santa Cruz, (San Francisco), donde ubica la orden franciscana como gratitud por haber sido liberado de los musulmanes de Granada.
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1.524: Nace en Cifuentes, Fray Diego de Landa, obispo del Yucatán.
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1.527: Don Fernando de Silva, cuarto Conde de Cifuentes, funda el Convento de Nuestra Señora de Belén.
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1.540: junio.- Nace en el Castillo de Cifuentes, doña Ana de Mendoza y de la Cerda.
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1.524: Comienza la construcción de la Casa-Palacio de los Condes de Cifuentes, hoy desaparecida, en la Plaza Mayor de la Villa.
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29-Abril-1.579: Fallece en México, Fray Diego de Landa a los 54 años.
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1.592: Fallece en Pastrana, Doña Ana de Mendoza y de la Cerda, princesa de Éboli.
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1.621: Celebración en el Corpus de una "Justa poética"
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18-Noviembre-1.641: Bautizo en la Iglesia de El Salvador de Diego Ladrón de Guevara Orozco Calderón.
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3-febrero-1.671: Ocurre el fenómeno de "los tres soles", hecho por el que se crea la institución del Santuario de San Blas y Virgen del Oreto
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1.710: Diego Ladrón de Guevara es nombrado Virrey del Perú.
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Noviembre-1.718: Fallece en México, Diego Ladrón de Guevara.
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24-Diciembre-1.749: Fallece Don Fernando de Silva y Meneses, Conde de Cifuentes, siendo enterrado en el Convento de Nª Sª de Belén.
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1.700: Construcción del Oratorio de San Felipe Neri en la "Cueva del Beato"
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1.804: El Concejo gana el litigio por el molino contra los condes. Es una de las primeras sentencias que se ganaba a la nobleza.
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1.810: Guerrillas contra los franceses por los hombres de Juan Martín, "El Empecinado".
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1.835: y siguientes se promulgan las leyes liberales de Mendizábal que desamortizan los bienes eclesiásticos.
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1.834-38: Guerras Carlistas
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27-Junio-1.893: Nace en Luzón (Guadalajara), el Doctor Francisco Layna Serrano.
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1.905: Aparece asesinado en una Sima, Bibiano Gil ermitaño que habitaba en la Cueva del Beato.
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11-Mayo-1.916: Nace en Iria Flavia, Galicia, Camilo José Cela.
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1.936-39: Guerra civil española
DOCUMENTOS HISTORICOS
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La Villa de Cifuentes en 1.569, según Calderón de Quirós: A finales del Siglo XVI, el Rey Felipe II tuvo la ocurrencia de ordenar a sus gobernadores y corregidores la cumplimentación de unas relaciones que recogieran datos de todas las aldeas, pueblos, villas y ciudades de la Península Ibérica que se hallaban en sus reinos, por lo que preparó un cuestionario de 39 preguntas, que posteriormente amplió a 45, sobre la descripción e historia del lugar y unas instrucciones para su respuesta que se habrían de cumplimentar por igual, por ciudadanos relevantes, doctos o mayores. De todo lo recogido en la Villa de Cifuentes, damos fe aquí, transcribiendo literalmente lo publicado por Don Francisco Calderón de Quirós, escrito en castellano antiguo y respetando las faltas caligráficas al uso de la época. Aún así, su escritura es muy culta y su castellano bastante perfeccionado si se compara con el utilizado, por ejemplo, en las Relaciones de Carrascosa de 1.578. Las respuestas de Quirós a las Relaciones mandadas por el soberano, nos permiten hacernos una idea, casi perfecta, de cómo era nuestra Villa en vida de la Princesa de Éboli (en esta fecha, 1.569, tan sólo contaría Doña Ana con 29 años de edad) lo que las proporciona un interés añadido.
“Descripción de la Villa de Cifuentes hecha por Francisco Calderón de Quirós, Alcalde de la dicha Villa, por Comisión del Ayuntamiento de ella la cual dicha Comisión se hizo por virtud de una provisión Real cometida al Doctor Rodríguez, Gobernador y Justicia Mayor de la Orden de Calatrava en el partido y provincia de Zurita.
I. Primeramente la Villa de Cifuentes no es lugar muy antiguo, porque en crónicas de estos Reinos no de ello se hace mención hasta el tiempo del Rey D. Sancho el Cuarto, denominado el bueno; se llamó Cifuentes por derivación de cien fuentes, las cuales hay y nacen dentro de la Villa de una Peña, en tanta abundancia que dentro del mismo pueblo muelen dos ruedas de Molino, y sobra tanta agua, de manera que cansan las dichas fuentes un rio que llega hasta entrar en el Tajo por un lugar de esta jurisdicción que se llama Trillo; tiene el dicho rio truchas muy buenas; algunos dijeron que este lugar se llamó antiguamente Capadocia, pero téngolo por cosa de burla.
II. Al presente tendrá Cifuentes setecientos Vecinos pocos más o menos, y no hay memoria que haya habido nunca más que ahora, ni tiempo ni señal dello, ni en edificios ni en ninguna otra manera.
III. (Sin respuesta. Este apartado se refiere a cuándo y por orden de quién se mandó construir la Villa).
IV. Según queda dicho, Cifuentes es Villa y siempre lo fue, teniendo por aldeas Trillo, Ruguilla y Valdesanto García; esto tubo antiguamente siendo de la Corona Real, después que es de Señorío se la han acrecentado en jurisdicción dichas Aldeas á la Villa por algunas causas; no tiene voto en Cortes, sola por ella y habla por ella Guadalajara.
V. Cae Cifuentes en el Reyno de Toledo, y así lo viene a decir cierto Ciudadano de Toledo en la descripción que hizo de aquella insigne ciudad, y los hidalgos que en esta Villa pleitean sus hidalguías las pleitean ante el Notario del Reyno de Toledo, y en pasando á Tajuña, hacia la parte de una legua de aquí, se cuenta el Reyno de Castilla, y ansí los hidalgos que pleitean sus hidalguías de Tajuña allá los pleitean ante el Notario de Castilla.
VI. Cifuentes no está en frontera de ningún Reyno extraño ni está muy lejos, por estar trece ó catorce leguas de Aragón; hay Escribano de Aduana, no hay casa en ella, aunque la hubo antiguamente, sirve este Escribano para dar un testimonio á los que pasan a Aragón porque no los descaminen hasta las Casas de Aduana.
VII. Trae por insignias y armas la dicha Villa un Escudo con un Castillo y muchas fuentes que corren debajo de dicho Castillo, no hay más.
VIII. De este pueblo es Sr. y Conde D. Fernando de Silva, Alférez Mayor de Castilla, sesto Conde de Cifuentes; este dicho pueblo y sus aldeas, según queda dicho en el párrafo IV, fué de una Infanta de Molina, llamada D.ª Blanca, hija del Rey D. Alonso el sabio, y por muerte de la Infanta heredó á Cifuentes y á Molina y Alcocer la Bienaventurada y cristianísima Reyna D.ª M.ª, mujer que fue del Rey D. Sancho el Bravo, por ser prima hermana de la Infanta D.ª Blanca; después en tiempo del Rey D. Enrique Segundo, habiendo ido el dicho Rey á Aragón huyendo del Rey D. Pedro, su hermano, después de ser vencido en la de Náxera, vino con él de Castilla, D. Alonso de Aragón, hijo de D. Pedro, Infante de Aragón y nieto del Rey, D. Alonso de Aragón, y el dicho Rey D. Enrique dio a dicho D. Alonso de Aragón la tierra que llamaran de Don Juan que es el Marquesado de Villena, y á Cifuentes; después tornó Cifuentes á la Corona Real en tiempo del Rey D. Juan el primero, que murió en Alcalá de Henares de una caída de un caballo, y lo poseyó el Rey D. Enrique III conominado el enfermo, y después el Rey Don Juan el segundo dió Cifuentes al insigne Caballero D. Juan de Silva, hijo de D. Alonso Tenorio de Silva, Adelantado, y Nieto de Arias Gomes de Silva, la cual dicha Villa con título de Conde, siendo el dicho D. Juan de Silva su Alférez mayor y ansí lo han tenido hasta el Conde D. Fernando de Silva, que hoy vive de presente, é hijo con el Título dicho de Conde y Alférez Mayor seis Señores.
IX. Que Cifuentes cae en el distrito de la Chancillería de Valladolid por estar de esta parte de Tajo, dista de Valladolid treinta y ocho leguas.
X. Cae Cifuentes en el Obispado de Sigüenza, hasta donde hay seis leguas de Cifuentes, es Cabeza de Arciprestazgo.
XI. Esta relación se escribe primero y segundo dia del Señor en el qual tiempo, por donde sale el Sol hay una Aldea pequeña muy fresca en la jurisdicción de la dicha Villa que se llama Ruguilla media legua, y á una de estas Aldeas que se llama Sotoca, y á dos leguas por el mismo nivel un Monasterio de la Orden del glorioso S. Bernardo, el cual esta sobre la ribera de Tajo, llamase de Nuestra Señora de Óvila, el cual lo fundó el Rey D. Alonso el Octavo que se hizo coronar por Emperador de las Españas.
XII. El primer pueblo que hay yendo hacia el mediodía es un lugar que se llama Solanillos, es una aldea de la jurisdicción de hasta cien vecinos, hay una legua.
XIII. Yendo hacia la parte de poniente, torciendo hacia la mano derecha, una legua pequeña de Cifuentes, hay una Villa de hasta treinta Vecinos de Cifuentes, llamase Moranchel, en la cual hay una fuente de admirable propiedad, y es que en ciertos meses del año, cual es en el Agosto y en un mes antes, y otro después, ninguna otra cosa mora en ella que no la mate, y así acaece, y yo lo he visto, venir ranas por un arroyuelo que sale de la y entra en el mayor, y en entrando en la dicha fuente luego sales muertas; han venido diversas veces los que dicen que yo no lo he visto, hombres molestados a veber de alguna fuente y les ha mordido las culebras en el cuerpo, y veviendo aquella agua vuelven sanos.
XIV. A la parte del Norte el primer pueblo que se halla á la mano derecha es una Villa del Conde de Cifuentes que está dos leguas llamada el Sotillo.
XV. Es Cifuentes y su término templado de clima, más bien frío que caliente, es lugar húmedo por la mucha abundancia de fuentes, está asentado en un llano, es lugar sano en lo común, tiene muchas viñas y alcanza razonable parte de Monte, así que tiene poco término, ni es tierra rasa ni tampoco áspera.
XVI. Es Cifuentes lugar bien provisto de leña de sus propios Montes, aunque más del Ducado de Medinaceli, con quien confina, hay muchos Montes, es tierra de Caza, principalmente de conejos, liebres, perdices y algunos venados y corzos, solía haber cabras montesas, pero ya son acabadas.
XVII. Cifuentes no es lugar de Sierra, aunque está ocho leguas de Medinaceli que es Sierra.
XVIII. Dos leguas de Cifuentes por la parte de Oriente, que es junto al Monasterio de Obila, pasa Tajo, rio famosísimo, y pasa por Trillo, lugar de la dicha Villa, nace del rio, trece ó catorce leguas de Fuentes dentro en Castilla en las serranías de Molina, aunque el Maestro Medina en un libro que compuso intitulado “grandezas de España”, dicho que nace en Aragón, es rio que lleva muchas truchas y barbos, por esta parte jurisdicción más arriba de la dicha Villa, por su jurisdicción pasa Tajuña, es rio de infinita pesca, particularmente truchas, el agua del rio no se puede beber porque sabe á la pesca.
XIX. Es Cifuentes tan abundoso en aguas que está dicho, para beber es agua excelente, aunque es algo gruesa por salir de una peña, pero á pesar de esto no hay enfermos de piedra, las moliendas son las mejores de España, porque aunque llueva mucho no hay crecientes y aunque no llueva jamás falta el agua.
XX. Es pueblo de pocos propios por tener poco término, es bueno lo que hay, particularmente para agostaderos.
XXI.
XXII. Es tierra de poco pan por ser pocas las tierras, aunque son buenas las que hay, ganados hay pocos por lo que queda dicho ser corto el término, hay sales en abundancia por estar siete ú ocho leguas de aquí las salinas de S.M. en el Olmeda y en Ymon, que llaman comúnmente de Tronzal a dichas salinas.
XXIII.
XXIV. No es tierra de ningún minero de ningún metal que hasta ahora se haya descubierto, ni de piedras, sino de la común que hay arta.
XXV. Es pueblo cercado aunque no fuerte, está muy lejos de la mar por entrambas partes.
XXVI. Ya queda dicho que es lugar cercado.
XXVII. Hay en Cifuentes un Castillo de buen parecer con cinco Torres, no es fuerte, tiene razonable aposento, es labrado de piedras comunes.
XXVIII.
XXIX. Hay bastantes edificios en la dicha Villa, hay abundancia de maderas para la construcción, en el rio tajo hay mucha piedra. y hasta cal y yeso.
XXX. En Cifuentes hay Hidalgos principales más antiguos en estos Reinos que no en el dicho lugar, aunque los Calderones de Quirós tienen muchos años en el dicho pueblo.
XXXI. En el dicho pueblo comúnmente se vive de granjería. y de viñas, hácense buenos paños, principalmente blancos, por donde hay una constitución en el orden de S. Bernardo glorioso que dice, que los Monjes se vistan de paño blanco de Cifuentes.
XXXII.
XXXIII. La Justicia Eclesiástica la pone el Obispo de Sigüenza, un Vicario y hay un Arcipreste; la seglar hay dos Regidores, dos Alcaldes, y otros Oficiales, y un Alcalde Mayor, lo uno y lo otro lo pone el Conde, tienen la mitad de los oficios de Justicia los hidalgos.
XXXIV.
XXXV.
XXXVI. Tiene poco término como queda dicho, solía tener muchos privilegios los cuales se han perdido; al presente tiene dos, el uno que ningún hombre, pechero que pechare sus bienes en esta Villa peche ningunos otros bienes que tuviere en ninguna otra parte de estos Reinos, tiene otro para que no pague portazgo ningún vecino de la dicha Villa, sino es en Sevilla, Toledo y Murcia, estos dos privilegios concedió a esta Villa el Rey D. Fernando el IV que dicen murió emplazado por los Carvajales, á pedimento de la Infanta D.ª Blanca, Señora de Molina y Cifuentes su prima hermana; están confirmados por todos los Reyes, hasta el dicho Rey D. Felipe, nuestro Señor, que Dios guarde.
XXXVII. Hay en Cifuentes algunas ermitas, principalmente dos, la una se titula Nuestra Señora del Remedio ha hecho algunos milagros, hay en ella un hospital y Cabildo muy calificado, donde se sirve mucho Nuestra Señora; hay otra llamada Nuestra Señora de Velen, que dicen que ha hecho muchos milagros; hay un Monasterio de Monjas en la dicha ermita de la orden de Santa. Clara donde a habido y hay grandes Religiosas, y al presente hay una que se llama Fran.ca de la Concepción, por quien Dios ha hecho y hace milagros.
XXXIX. Hay en Cifuentes un Monasterio de Frailes Franciscos de buena obra y de muchos Frailes, y muy religiosos comúnmente; fundó este Monasterio el tercero Conde de Cifuentes, D. Juan de Silva, lo pasan bien los frailes por las muchas limosnas que les hacen los Condes; hay más una Casa de doncellas, hecha y dotada por el 4.º Conde de Cifuentes D. Fernando de Silva, tiene mucha renta y muchas doncellas principales que de diversas partes vienen por la fama de la Religión y buenas costumbres que de la dicha Casa se publican; hay siempre doce doncellas que llaman hijas de la Casa que comen á costa de ella, y de las dichas rentas son dotadas para Casadas ó mueren Monjas al arbitrio del Conde de Cifuentes como Pastor, y estas tales han de ser de la Casa del Sr. Conde dicho, ó hijas de criados ó vasallos: hay más extramuros de la dicha Villa menos de media legua, un Monasterio de Monjas de la orden del glorioso santo Domingo es Casa de mucha Religión y Santidad, la cual fundó D. Juan Manuel, hijo del Infante D. Manuel, y la dotó de muchas rentas, están en la dicha Casa la Cabeza y ciertas Canillas de las piernas de S. Blas, por quien Dios nuestro Señor ha hecho grandes milagros, especialmente resucitó a un niño hijo de un hidalgo de Salmeron llamado Pedro Falcon, el cual milagro averiguó buenamente un Obispo de Sigüenza del linaje de Luxan, y averiguado concedió una bula á la dicha Casa con limosna de medio real para ayuda á la obra de dicha Casa; algunos dicen, y lo tienen por cierto ser este bienaventurado Santo no es el Obispo S. Blas de quien reza la iglesita, porque ésta no es Capadocia, sino que es otro tanto que en nombre, vida y martirio imitó al otro bienaventurado en la laguna donde dice su leyendo que fue echado atado á una rueda de Molino y no se hundió en un gran lago de más de treinta anegas de Sembradura de tierra, anda un barco por él y esta bien poblado de Tencas y carpas.
Esto es lo que me pareció escribir de Cifuentes en cumplimiento del que se me cometió, y yo digo en verdad en Cifuentes á cinco días del mes de Febrero año del Señor de mil ó quinientos é sesenta y nueve años.=Francisco Calderón de Quirós.
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El lugar de Ruguilla en 1.850, según Madoz: RUGUILLA: l. con ayunt. en la prov. de Guadalajara (10 leguas), part.jud. de Cifuentes (1), aud.terr. de Madrid (20), c.g. de Castilla la Nueva, dióc. de Sigüenza (7): SIT. al rededor de una pequeña colina, con buena ventilación y CLIMA sano; tiene 116 casas; la consistorial con cárcel; una fuente de abundantes y buenas aguas; un pósito con 95 fan. de trigo; escuela de instrucción primaria, frecuentada por 23 alumnos de ambos sexos; una igl.parr. (Sta. Catalina) servida por un cura cuya plaza es de provisión real y ordinaria; fuera de la población aunque no muy distancia, hay varias cuevas ó bodegas para encerrar el vino. TÉRM.: confina con los de Huetos, Sotoca, Trillo, Cifuentes, Canredondo y Val de San García; dentro de él se encuentran muchas fuentes de buena agua y las ermitas de la Soledad, San Roque y Sta. Bárbara: el TERRENO participa de quebrado y llano, con algunos valles y vega regada con 2 arroyos; hay un monte chaparral y algún arbolado de olmos, chopos, nogales y cerezos. CAMINOS: los que dirigen a pueblos limítrofes. CORREO: se recibe y despacha en la cab. del part. PROD.: trigo, cebada, avena, aceite, vino, patatas, judías, almortas, y otras legumbres, hortalizas, cerezas, miel, cera, leñas de combustible y carboneo, y buenos pastos con los que se mantiene el ganado lanar, cabrío, vacuno, mular y asnal; abunda la caza de perdices, algunas liebres y conejos. IND.: la agrícola, 2 molinos harineros, uno aceitero, y la fabricación de yeso. POBL.: 103 vec., 429 almas. CAP.: 2.536,600 rs. IMP.: 152,200. CONTR.: 8,688.
Abreviaturas: l.: lugar; part.jud.: partido judicial; aud.terr.: audiencia territorial; c.g.: capitanía general; fan.: fanegas; igl.parr.: iglesia parroquial; TÉRM: término; cab. del part.: cabeza del partido; IND.: industria; vec.: vecinos; rs.: reales; IMP.: imponible. CONTR.: contribución. -
La Villa de Carrascosa de Tajo en el año 1.578, según Miguel Martínez y Miguel de Soto: A finales del Siglo XVI, el Rey Felipe II tuvo la ocurrencia de ordenar a sus gobernadores y corregidores la cumplimentación de unas relaciones que recogieran datos de todas las aldeas, pueblos, villas y ciudades de la Península Ibérica que se hallaban en sus reinos, por lo que el día 7 de Agosto de 1.578, preparó un cuestionario de 45 preguntas sobre la descripción e historia del lugar y unas instrucciones para su respuesta que se habrían de cumplimentar por igual, por ciudadanos relevantes, doctos o mayores. De todo lo recogido en la Villa de Carrascosa de Tajo, damos fe aquí, transcribiendo literalmente lo publicado por Don Francisco García Escribano, e incluyendo sus apuntes y comentarios al cuestionario original, escrito en castellano antiguo y respetando sus faltas caligráficas:
“En la villa de Carrascosa del Rio, a veinte y dos días del mes de diciembre, año de mil quinientos y setenta y ocho. Este día por ante mi el presente escribano, los señores Juan de Ortega, y Juan de Matías, alcaldes ordinarios de la dicha Villa, y Pedro la Riba, y Miguel de Soto, Regidores de ella, para un cumplimiento de un mandamiento, que el Ilte. Señor el Doctor Rodríguez, gobernador, e justicia mayor de la orden de Calatrava, en el partido e provincia de Zorita, por su majestad uniendo con el dicho mandamiento una cedula de su majestad mando hacer en esta dicha Villa, y para la hacer nombraron a Miguel Martínez, el viejo, y a Miguel de Soto, el viejo, vecinos de esta dicha Villa, los cuales son los mas hábiles y entendidos, y de mejor memoria que ay en esta dicha Villa, y habiéndoles leido la instruccion de su magestad, a cadaun capitulo de los enella contenidos, respondieron lo siguiente.
I. A la primera pregunta e capitulo respondieron y declararon queesta Villa se llama Carrascosa del Rio, y se llama ansi por queesta cerca del rio, y que se a llamado antes de agora Carrascosa de Obila, por queesta Villla era del monasterio de nuestra Señora de Obila.
II. Al segundo capitulo declararon, que ay en esta Villa noventa casas, y ay setenta y nueve vecinos con viudas, y viudos, que hacen de dos viudas y viudos, un vecino, y que a avido enesta Villa entiempos pasados, treinta, y quarenta vecinos, y nunca an llegado atantos vecinos como agora ay, y se an acrecentando por el mucho numero de gentes que se a criado y se cria enesta Villa.
III. Al tercer capitulo respondieron: que oyeron decir a los pasados, y antiguos, que el Rey Don Alonso de gloriosa memoria de la mano horadada, edificó esta Villa y queesta Villa es antigua.
IIII. Al quarto capitulo respondieron: que es Villa, y a seydo despues que se fundo el pueblo, y es de por Si.
V. Al quinto capitulo, respondieron: queesta Villa esta enel Reyno de Toledo, y confina, y amojona con tierra de Cifuentes, y el Ducado de Medinaceli, y con sierras de Cuenca.
VI. Al sesto capitulo respondieron queesta Villa esta a doce leguas del Reyno de Aragon.
VII. (No respondieron. Se refiere este capítulo a si tenían escudo de armas).
VIII. Al octavo capitulo respondieron queesta Villa es del Duque de Medinaceli, y la compro su padre abrà diez años poco mas, o menos tiempo, de los frailes del monasterio de nuestra Señora de Obila que es de la orden del Cister.
IX. Al noveno capitulo dixeron que (es de) la Chancilleria de Valladolid, y alli van en grado de apelacion, y ay quarenta y dos leguas hasta Valladolid, donde es la dicha Chancilleria.
X. Al decimo capitulo dixeron: que en esta Villa ay dos alcaldes ordinarios, y es Villa de por Si.
XI. Al honceno capitulo dixeron queesta Villa està enel Obispado de Siguenza, y està siete leguas de Siguenza, y cae enel aciprestadgo de Medinaceli, y està nueve leguas deesta Villa.
XII. (No contestaron. Se refiere a si pertenecía el pueblo a alguna de las órdenes de Santiago, Calatrava, Alcántara o San Juan).
XIII. Al treceno capitulo dixeron: que el primero pueblo queestà mas cercano deesta Villa, hacia la parte que sale el Sol, es Oter, y està a la parte de la mano izquierda, de como sale el Sol, y ay media legua, y el camino es aspero de peñas, y montes, y barrancos, y va derecho al dicho Lugar de Oter, sin arrodearse, el qual Lugar està metido entre unos cerros, y peñas, y la media legua es comun.
XIV. Al catorceno capitulo dixeron: que el primero pueblo que ay mas cercano aesta Villa, a la parte del medio dia, poco mas o menos, y el camino va derecho ael, aunque se arrodea en ir el camino por donde va, por ser la tierra aspera de cerros, y peñas, queno puede ir el camino derecho, y a causa deesto se arrodea un poco.
XV. Al quinceno capitulo dixeron: que el primero pueblo que ay mas cercano deesta Villa, a la parte de donde el Sol se pone es Sotoca, el qual pueblo està hacia la mano derecha de como el Sol se pone, y ay desde esta Villa ael, una legua comun, y el camino està derecho.
XVI. A los diez y seis capitulos respondieron: que el primero Lugar que ay mas cercano aesta Villa, a la parte del norte, es Canredondo, y ay una legua grande, y el camino està derecho, aunque es mui aspero de cerros, y peñas, y barrancos, y montes, y que el dicho Lugar està derecho al norte.
XVII. A los diez y siete capitulos dixeron queesta Villa es tierra aspera, y no es fria ni caliente, sino enmedias conven, y es tierra mala, y fuegosa, por la mala calidad de tierra quees, no se coge sino poco pan, y vino, por quees todo cerros, y peñas, y barrancos, que se llevan la tierra las avenidas que vienen, y montes, y la mayor parte de vecinos que ay en esta Villa, no cogen pan, ni vino, ni otros esquimos, antes salen fuera de esta Villa a trabajar, paraganar de comer de sus trabajos, y enesta Villa son todos pobres.
XVIII. A los diez y ocho capitulos dixeron: que en esta Villa ay leña abundosa de sabinas, y enebros y romeros y buxes, y algunos montes de carrasca, y que ay muchos lobos y zorras.
XIX. (Nada respondieron. Relacionado con los pueblos que están en serranía).
XX. A los veinte capitulos dixeron: que ay a un cuarto de legua deesta Villa un rio caudaloso, que se llama Tajo, y viene decendiendo de la parte que sale el Sol, y va corriendohacia puniente, y que en el dicho Rio ay una puente por donde pasa el dicho Rio, y es de mucha costa, por que tiene muchos gastos en los reparos deella, la qual es del Señor deesta Villa, y en el dicho Rio ay algunos peces.
XXI. A los veinte y un capitulos respondieron: que en esta Villa ay una fuente de donde beben agua, y està apartada deesta Villa, y van a moler dos leguas, y una lo mas cerca, que es al monasterio de Obila, y Trillo, y Sotoca, y grefos (¿Huetos?).
XXII. A los veinte y dos capitulos dixeron: queesta Villa es falta de pastos, y lo demas que se contiene enel, no ay cosa alguna. (El capítulo se refería, también, a si había dehesas, bosques y cotos de caza y de pesca).
XXIII. A los veinte y tres capitulos dixeron: que lo mas se coge en esta Villa, es pan, y no ay para medio año a los que lo cogen de lo que cogen, y que ay un poco de cabrio, y de lana, aunque es poca cosa, que el quemas tiene, puede tener cien cabezas de todo ganado, son cuatro o cinco vecinos, y que se proveen de sal de Saylices, que està cuatro leguas grandes, y que cuando falta trigo quees ordinario faltar, se proveen del campo de Guadalaxara que ay doce leguas, y de vino se proveen de Pareja, y Chillarón, que ay cuatro leguas-
XXIIII. (Nada respondieron. Se refiere a si existían minas de oro, plata, hierro, cobre, plomo, azogue y otros minerales de tinturas y colores, y canteras de jaspes, mármol y otras piedras estimadas.
XXV.
XXVI. (Tampoco respondieron nada. Relacionados con pueblos que está situados en puerto de mar).
XXVII.
XXVIII. A los veinte y ocho capitulos, dixeron: queesta Villa està asentada enmedio de cuesta, y està algo aspero el asiento della.
XXIX. (Nada declararon. Se refiere a si existían castillos, torres fuertes y fortalezas).
XXX. A los treinta capitulos respondieron, que los edificios de las casas deesta Villa, son de piedra lodo, y de tapias detierra, y la piedra se saca enesta Villa, por queno ay otra cosa, si peñas, y cantos.
XXXI. (A éste y a los tres capítulos siguientes nada contestaron. El treinta y uno se refiere a si había o quedaban restos de edificios antiguos, epitafios, letreros o antiguallas de que hubiere noticias).
XXXII. (Sobre hechos señalados y cosas dignas de memoria que hubiesen acaecido en el pueblo, o en su término, y los campos, montes y otros lugares nombrados por algunas batallas, robos o muertos, o sucesos notables que en ellos hubieran acaecido).
XXXIII. (Relacionado con personas señaladas en letras, armas y en otras cosas que hubiera en el pueblo, o que hubieran nacido o salido de él, con lo que se supiese de sus hechos y dichos señalados).
XXXIIII. (Referido a si en el pueblo hubiera algunas casas o solares de antiguos linajes, dejando memoria de ello).
XXXV. A los treinta y cinco capitulos, dixeron que la gente no puede vivir sino sale fuera de la Villa a trabajar y ganar de comer con una azada, o una hoz, a cabar, o a segar.
XXXVI. A los treinta y seis capitulos respondieron que en esta Villa ay dos alcaldes hordinarios, y estos los señala la Villa y su Ayuntamiento, y el Duque de Medinaceli señor deesta Villa, los confirma.
XXXVII. A los treinta y siete capitulos respondieron que en esta Villa ay poco terminos, y aspera, y en ellos no se puede acrecentar lavores ningunas, y ay un previlegio de Su Magestad de las livertades deesta Villa, y de fonsa, y fonsadera, y otro previlegio de comoesta Villa es libre de pagar moneda forera, y servicio a Su Magestad, aunque el servicio lo paga esta Villa, al Señor deella.
XXXVIII. A los treinta y ocho capítulos dixeron: que (en) esta Villa no ay mas de la Yglesia parroquial, y noay dinidades, sino es solo el Cura, y lavocación de la Yglesia, nuestra Señora.
XXXIX. (Nada respondieron a éste y a los cinco capítulos siguientes. El treinta y nueve referido a si en las iglesias hubiese algunos enterramientos y capilla o capellanías tan principales, que fuera justo hacer memoria de ellas y de sus instituciones en la relación, con los hospitales y obras pías que hubiera en el pueblo).
XL. (Sobre reliquias notables que en las iglesias y en el pueblo hubiera en las ermitas y devocionarios de su jurisdicción, y los milagros que en ellas se hubieran hecho).
XLI. (Sobre fiestas de guardar y días de ayuno y de no comer carne que en el pueblo se guardasen por voto particular, además de los de la iglesia, y la causa y principio de ellas).
XLII. (Relacionado con monasterios de frailes y de monjas que hubiera).
XLIII. (Detalles de lugares despoblados).
XLIV. (Cosas notables y dignas de saberse, que fuesen a propósito para la historia y descripción de cada pueblo, aunque no vayan apuntadas en la Memoria).
XLV. Se dice en el interrogatorio: “Y hecha la relación, la firmarán de sus nombres las personas que se hubieren hallado a hacerla, y sin dilacion la entregaran o enviaran con esta instrucción al comisario que se la hubiese enviado, para que el la envíe a S.M. como queda dicho”.
La declaración termina así.
“Los cuales dichos Miguel Martínez y Miguel de Soto, usos el viejo, declararon todo lo suso dicho, antemi el dicho escrivano, y dixeron que lo que aquí va declarado es verdad, y no ay otra cosa en contrario, y no supieron firmar y deello yo el escrivano doy fe=antemi Hernando Garcia, escrivano.
Eyo el dicho Hernando Garcia, escrivano, con aprobación de lamagestad Real, y publico de la dicha Villa, que alo que fecho es, presente fui, con los dichos Miguel Martínez y Miguel de Soto, dosos declarantes a la dicha declaración de suso, contenidos, y de pedimentoo, y mandamiento de los dichos señores alcaldes y regidores, lo escrivi, segun y como antemi fue declarado por los dichos declarantes, a los cuales doy fee conozco, y son vecinos deesta Villa, y los hombres de mejor memoria, y entendidos, y mas viejos deesta Villa, y por ende fice aqui estemio signo a tal, en fee etestimonios de verdad= Hernando Garcia, escrivano= sin derechos=”.
Fuente: Francisco García Escribano. “Carrascosa de Tajo en el año 1.578, según las Relaciones Topográficas de los pueblos de España”. Separata Nº28 - Año 2.001; Revista Wad-al-hayara. Institución Provincial de Cultura Marqués de Santillana.
CIFUENTES: SIGLOS DE HISTORIA
Las tierras de Cifuentes son ricas en manantiales y fértiles vegas, densos bosques madereros y variada avifauna, lo que hizo que estuviesen pobladas desde tiempo inmemorial. Los restos arqueológicos descubiertos en el término, permiten fijar los primeros asentamientos en el período Calcolítico. Por razones, posiblemente, defensivas y cinegéticas se localizan en las mesetas y los cerros continuados del Valle que forma el Río Cifuentes (Cuestas del Val de San García, Cerros de la Dehesa, Carrasalinera, etcétera).
Más tarde, hay indicios de un poblado celtibérico en el paraje de los “Rochos”, en la margen derecha del Río Cifuentes; de una curiosa necrópolis, tallada en la roca y lamentablemente expoliada, con enterramientos antropomórficos cerca de Sotoca de Tajo; y restos de castros, ruedas de molino, tumbas y un campo de urnas en Ruguilla.
Es a partir del Siglo II a.n.e., cuando los ejércitos romanos inician la conquista de la Península Ibérica, denominándola, a partir de entonces, Hispania y dividiéndola en cinco grandes provincias administrativas. El valle de Cifuentes queda ubicado en el extremo septentrional de la provincia Cartaginensis, limitando con Lusitania al Oeste y con Tarraconensis al Noreste.
La presencia romana en Cifuentes viene determinada por la existencia de los restos de las calzadas de las vías secundarias romanas que unían Segontia (Sigüenza) con Segóbriga (Cuenca) y Segontia con Valeria (Cuenca); la aparición de un Miliario en Gárgoles de Arriba y los restos del Puente de Murel en Carrascosa de Tajo, hoy ya destruidos; un estrecho puente sobre el Río Cifuentes en Gárgoles de Abajo; una curiosa “estela” en Carrascosa de Tajo y, con más claridad, por los restos de una Villa Romana Imperial, según los estudios, ocupada desde el Siglo II al V d.n.e., y localizada también en Gárgoles de Arriba.
En el Siglo V d.n.e., vándalos, suevos y alanos entran en Hispania aprovechando el desmembramiento y debilidad del Imperio Romano de Occidente y son, precisamente los alanos, los que se instalan en las provincias romanas de Cartaginensis y Lusitania. Rávena, la nueva capital imperial romana de Occidente, solicita ayuda a sus aliados godos que invaden la Galia e Hispania, expulsando a los alanos al Norte de África e instalando su primera capital en Toulouse (Francia). Posteriormente, otra tribu bárbara, los francos procedentes del Norte de Europa, invaden el territorio visigodo de las Galias. Unos doscientos mil visigodos se refugian en la Península trasladando la capitalidad a Toletum (Toledo), estableciendo una monarquía electa entre las familias nobles, el código jurídico conocido como “Lex Visigothorum” (o Breviario de Alarico, promulgado en el año 506 d.n.e.), la división administrativa del estado en provincias o “diócesis”, y el cristianismo de culto arriano - secta herética que sería practicada en la península hasta que, Alfonso VI, impusiera el rito católico romano en el Reino de Castilla en el Siglo XI.
Durante este período, nuestro valle estuvo bastante despoblado a pesar de la excelente comunicación que, a través del río Tajo, se podía mantener con la capital del reino. Aún así existe una necrópolis visigoda y los restos de un asentamiento permanente del Siglo VII d.n.e. en la localidad de Gualda, en un paraje conocido como “El Tesoro”. El territorio de Cifuentes quedó enclavado, entonces, en la Diócesis de Segontia (Sigüenza).
En el 711 d.n.e. las tropas beréberes al mando del esclavo liberto Tariq y del gobernador de la provincia de Ifriquiyya (la actual Tunicia y parte oriental de Argelia), Muça Ibn Nusayr, entran en la península en ayuda del Conde de Melilla y los partidarios del legítimo rey visigodo Witiza, en su lucha contra Don Rodrigo, uno de los “dux” o condes de la nobleza goda que pretendían la sucesión en el trono de Toledo. Rápidamente conquistan Sevilla, Badajoz y Toledo, ascendiendo por el curso del Tajo, hacia Zaragoza y Navarra, bien a través de la guerra, bien a través de acuerdos amistosos con el “dux” del lugar.
Comienza así, en Cifuentes, un período de 374 años de dominación musulmana en el que desaparece la Diócesis visigoda de Segontia, pasando el Valle de Cifuentes a depender de Bagdad, Damasco y, finalmente, del Emirato omeya de Córdoba. Es, entonces, cuando se repuebla el Valle del Cifuentes convirtiéndose la mayoría de sus habitantes al Islam.
Existe constancia de la existencia de una alcazaba y su albácar en el lugar que ocupa el Castillo del Infante Don Juan Manuel, restos de casas-cueva árabes en los alrededores de Ruguilla y términos toponímicos como el “Cerro de la Mora” en Gárgoles de Abajo, el “Pico de la Atalaya” en Solanillos del Extremo y las “Peñas Alcalatén” o Tetas de Viana, que han perdurado hasta nuestros días y otros, más generales, como “Wadi al-Hayyara”, Río Entrepeñas, para designar al Río Tajo, o “al-Qarriat”, el altiplano, para denominar a La Alcarria.
Tras veintidós años de fitna, (ruptura o guerra civil) cae en 1.031, en Córdoba, la dinastía omeya. Todas las grandes familias árabes, beréberes o muladíes, quisieron hacerse con las riendas de al-Andalus, surgiendo por todas partes sultanes de taifas, ”muluk al-Tawaïf”, que se erigieron en dueños y señores de las principales plazas. El valle de Cifuentes queda entonces bajo la jurisdicción de la familia Banu Dil-nun, gobernadores de la Taifa de Toledo, Tulaytula.
Esta división territorial provoca enfrentamientos entre Taifas y luchas internas de poder, que debilitaron la estructura política, económica y, sobre todo, militar de al-Andalus. Esta situación es aprovechada por los reinos cristianos de Castilla y León que, de la mano de Fernando I, el Cid y Alfonso VI, consiguen avanzar la frontera desde el Duero hasta el Tajo, sin hallar apenas resistencia. En el año 1.085, Alfonso VI avanza, desde Brihuega, hasta Toledo destronando a Yahya ben Ismaïl ben Yahya “al-Qadir”. A cambio, el rey castellano le promete ayuda militar para conseguir la Taifa de Valencia, en la que gobernaría hasta que el Cid la conquistase en el año 1.094.
Cifuentes es, entonces, incorporada a Extremadura, región que abarcaba desde Soria hasta Medellín, como aldea dependiente del “Común de Villa y Tierra de Atienza”, rigiéndose por sus Fueros ya que, con anterioridad, poseía el título de villazgo, adquiriendo un rápido y creciente desarrollo. De esta forma, al concluir el Siglo XII, el Obispo de Sigüenza, cuando procedió a reorganizar su Diócesis, hizo de nuestra Villa cabeza del arciprestazgo con Val de San García, Sotoca de Tajo, Trillo, Durón, etc. y treinta aldeas más.
A pesar de contar con una importante población muladí y mozárabe, el valle es repoblado por castellanos, vascones, francos, cántabros y, tras la llegada de Don Juan Manuel, de judíos.
Desde mediados del Siglo XIII, y en apenas ochenta años, la historia de la Villa cambiará totalmente su curso.
De vital importancia política fue la segregación de la misma del “Común de Villa y Tierra de Atienza” por mandato de Alfonso X hacia 1.253 para ser dada en señorío a Doña Mayor Guillén de Guzmán en 1.260 (con la que Alfonso X “el Sabio” tuvo una hija anterior a su matrimonio de estado, Doña Beatriz de Guzmán, que reinaría en Portugal y será la heredera de ésta, Doña Blanca de Portugal, quien se lo venda a Don Juan Manuel en 1.317).
En el terreno económico, la concesión a la Villa de la Feria de San Blas y la Feria de San Simón y San Judas; la aparición del Mercado, tras el reconocimiento jurídico del Honrado Concejo de la Mesta, también por Alfonso X; y la exención de diez años de impuestos, promulgada por Don Juan Manuel, a las personas que habitaran el señorío - medida que provocó una fuerte afluencia de comerciantes judíos a Cifuentes - garantizarían la autonomía del territorio.
Esta estabilidad territorial y económica traería consigo la edificación de la Iglesia de “El Salvador” a finales del Siglo XIII, de las puertas y paños de la muralla a principios del XIV y del Castillo en Abril de 1.324 por el Infante Don Juan Manuel “el turbulento”.
Un siglo más tarde, la Villa recibe el empuje fundamental y definitivo al ser erigido Cifuentes como condado por Enrique IV en 1.431 a favor de Don Juan de Silva, alférez mayor de Juan II, de origen portugués y emparentado con Don Pedro Tenorio, Cardenal primado de Toledo durante los últimos años del Siglo XIV.
Durante los Siglos XV al XVII con los sucesivos Condes de Cifuentes, desde Juan de Silva hasta Don Fernando Silva Meneses, la Villa llega a su máximo esplendor conociendo siglos de pujanza del que son reflejo la arquitectura cifontina y la gran influencia de sus Señores en la Corte.
En el Siglo XVIII, la Guerra de Sucesión tuvo consecuencias negativas para Cifuentes. Los Borbones, acabada la contienda mandaron destruir y quemar el Palacio cifontino de los Condes, desposeyéndoles de sus títulos y bienes, y salaron los campos aledaños a la villa, al haber tomado partido por el pretendiente de los Hagsburgo, el Archiduque Carlos III de Austria. A pesar de las circunstancias adversas, en este siglo, el desarrollo económico se mantiene y la actividad artesanal es aún elevada, según se demuestra en el Catastro del Marqués de la Ensenada.
Llegado el Siglo XIX asistimos a una decadencia general en todo el país. Cifuentes se ve afectada directamente por la Guerra de Independencia, con las escaramuzas que desde nuestro Castillo, mantenía “El Empecinado” contra las tropas francesas dirigidas por el general Joseph Leopold Hugo.
Durante la Primera Guerra Carlista (1.833 - 1.840), los cifontinos, partidarios de la regencia liberal de la Reina María Cristina, vieron como los carlistas tomaron el Castillo de la Villa tras una violenta batalla, camino del asalto definitivo a Madrid que, finalmente, frenó el General Espartero.
Simultáneamente, la abolición de la Inquisición en 1.834, por decreto de la Reina regente María Cristina de Borbón-Nápoles, y las leyes de desamortización promulgadas por los ministros Calatrava y Mendizábal, en 1.835 y 1.836, llevaron consigo el cierre y posterior ruina de los Conventos de San Francisco y Santo Domingo.
Ya en 1.898, tras la pérdida de las últimas colonias ultramarinas, España se ve afectada por una depresión colectiva que se agrava con el estallido de la Guerra del Rif, en Marruecos.
Bajo esta tendencia negativa, Cifuentes entra en el Siglo XX padeciendo, de nuevo, devastación y ruina durante la Guerra Civil (1.936 -1.939). La aviación alemana acudió en ayuda de las tropas rebeldes al gobierno de la II República bombardeando, sistemáticamente y hasta en veintidós ocasiones, los lugares donde se escondía la población destruyendo, parcial o totalmente: La Cueva del Beato, el Convento de Santo Domingo y su Iglesia, la Iglesia de “El Salvador” y su barbacana, el Hospital del Remedio, el Convento de las Monjas y, una vez más, el Castillo del Infante Don Juan Manuel. Mientras tanto, las tropas italianas avanzaban por tierra desde Brihuega, donde se desarrolló una de las más feroces batallas previas al asalto definitivo a Madrid, y los nacionales desde Alaminos y Las Inviernas, chocando frontalmente con la resistencia cifontina que se había atrincherado en el Alto de La Tajera. De hecho, consta documentalmente que las milicias leales al gobierno democrático depusieron sus armas en Carrascosa de Tajo, el 28 de Marzo de 1.939. Tan sólo tres días antes del final oficial de la innecesaria guerra fratricida.
Durante la postguerra, con el consiguiente período de represión y hambruna, la población se ve obligada a utilizar las piedras de los paños de muralla que aún quedaban en pie para reconstruir sus viviendas. El Convento dominico de Santo Domingo se rehabilita como presidio y los vecinos, que habían apoyado al gobierno de la República durante la contienda, se ven obligados a huir de la comarca, o bien se refugian en la espesura y escarpadas montañas de la Sierra del Ducado y el Alto Tajo actuando, esporádicamente, como Maquis y estando documentada su actividad hasta bien entrado el año 1.958. La comarca se refugia entonces, a partir de los años 40, en actividades agrícolas, apícolas y ganaderas de subsistencia, sin que se produzca el desarrollo económico e industrial necesario, manteniéndose Cifuentes como único centro de atracción comercial y educativo de la zona.
Ya en la década de los 60, el fuerte flujo migratorio hacia las zonas urbanas e industriales del país como el País Vasco, Guadalajara capital, el Corredor del Henares o Madrid acentúa, aún más, su decadencia.
Desde los años 80 hasta nuestros días, la construcción y puesta en funcionamiento de la cercana Central Nuclear de Trillo I, genera un movimiento que, junto a los fondos de ayuda al desarrollo rural de la Comunidad Europea y al creciente empuje del turismo interior de calidad, pone en marcha un crecimiento sostenido de la Villa y la consiguiente dinamización del territorio y su entorno.
LEYENDAS, ANÉCDOTAS Y CURIOSIDADES
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La leyenda del Cristo de la Repolla: La Calle del Cristo de la Repolla. Se cuenta que cierto día un mendigo andaba pidiendo y llamó a la puerta de una casa habitada por una familia muy humilde del pueblo, atendiendo la llamada una anciana que lo recibió y dijo no tener mucho que ofrecerle, aunque sí una polla de las que acostumbraba a criar en su corral. Debió quedar muy agradecido el mendigo, que a la mañana siguiente la buena mujer encontró a la puerta de la casa dos pollas, además de un cristo tallado de madera sobre un crucifijo; el cristo de la repolla.
Recuerdan los mayores, además, que durante la contienda civil se produjo un bombardeo aéreo que afectó a varias casas en la barriada de “el cerrete” y se produjeron derrumbes quedando en pie una pared de estas viviendas donde existía una hornacina empotrada hacia el exterior que guardaba el cristo de la repolla.
La milagrosa historieta se trasmite desde antiguo entre los vecinos del pueblo de Cifuentes justificando el nombre del “Cristo de la Repolla” para una vía pública que, efectivamente, aparece en el callejero municipal, a lo que se añade el hecho de que también existe el referido crucifijo con la talla de este Cristo de tan singular advocación y que, como hemos referido, aún se recuerda alojado en su hornacina de “el cerrete”.
Al margen de mantener la consideración sobre las tradicionales leyendas de milagros que cuajan entorno a la mayoría de personajes religiosos, parece tomar mayor fuerza de objetividad aquella otra versión que, justifica tan singular nombre, como un vocablo medieval transformado en la actualidad y ligado al gremio de los horneros: “la poya”.
“El horno de pan cocer” era un servicio común utilizado por los vecinos y regentado por el hornero que cobraba a los vecinos por cocer el pan, lo que se llamaba “la poya”, que consistía en un tanto por ciento del peso de la masa que cada vecino llevaba a cocer. Con el producto de “la poya”, el hornero cocía dicha masa haciendo pan para venderlo a los vecinos que no amasaban, y así obtener un jornal.
“La repoya o repolla”, quizás tenga explicación en el hecho de que, al igual que el hornero que cobraba por la cocción del pan, el molinero debía apartar, también, un porcentaje de la molienda. En consecuencia, el vecino contribuía doblemente para la obtención de su pan. Por lo tanto, el término “repolla”, seguramente, sea una simple falta de ortografía que la tradición ha mantenido hasta nuestros días. No está constatada la relación existente entre esta talla del Cristo y los horneros y molineros del medievo, por lo que la denominación de la vía pública pudiera deberse a la conjunción circunstancial de dos hechos diferenciados, incluso en tiempos diferentes, cuyo resultado actual es el “Cristo de la Repolla”.
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El Balneario de Poterre. ¿Un Balneario en Cifuentes? Hace casi cien años y por el encargo de un vecino de Madrid, comenzaron los estudios para la elaboración de un minucioso trabajo materializado posteriormente y a la vista de los resultados, en un proyecto para la construcción de un Balneario en un manantial a dos kilómetros del casco urbano de Cifuentes y dirección a Trillo, al que vulgarmente se denomina Fuente de Poterre.
En pleno apogeo de finales del Siglo XIX del uso de los balnearios y tras el conocimiento en la comarca de la existencia y bondades de las aguas, parte la idea, parece ser, que de un vecino de Madrid llamado Don Miguel Dedillón, y que fue quien se encargó el primer documento de que se dispone fechado el 10 de Junio de 1.903, y que no es más que el certificado en el que Don Félix Layna Brihuega, licenciado en medicina con residencia en Ruguilla, acredita que en su “práctica de ocho años a empleado frecuentemente en clientes afectos de manifestaciones en lesiones derivadas de diuresis herpéticas, en bebidas y lociones, el agua sulfhídrica procedente de la fuente vulgarmente llamada de …, habiendo obtenido la curación completa de la mayor parte de las afecciones”.
El proyecto de construcción no se hace esperar y los planos tienen fecha de 20 de Agosto de 1.903, y los firma (….), lo que hace suponer que la idea ya estaba madura desde hacía tiempo.
Transcurridos cuatro años de comprobaciones en el terreno, análisis químicos el 20 de Marzo de 1.906 se termina una detallada memoria elaborada por don Tenorio Gaztelu, profesor del Instituto de Terapéutica Oratoria del profesor Rubio y de la Policlínica Cervera, especialista en enfermedades nerviosas y ex médico-director del Balneario de Elorrio. En ella se hace referencia a que a “la larga lista (de las fuentes y manantiales minero-medicinales) de las conocidas vamos a añadir una celebrada desde muy antiguo por los naturales del país en que brota, empleada en tiempos relativamente modernos por personas de las más variadas categorías que consiguieron con ella la desaparición de padecimientos rebeldes a otros planes terapéuticos. Nos referimos al manantial llamado de Poterre situado en la Villa de Cifuentes, “... digno, ... de figurar al nivel de otros análogos existentes en España; con ello se aportaría a la comarca nuevos gérmenes de vida...”
El trabajo se divide en dos partes.
Por un lado, la descripción del Cifuentes de la época, (con algunas descripciones poco afortunadas, pero comprensibles teniendo en cuenta que quien realiza la descripción no es un erudito en la materia): comunicaciones con la capital y poblaciones cercanas, población de hecho, tipo de construcciones, restos del pasado como la existencia entonces de “... tres de las puertas de entrada al recinto amurallado, que prolongándose cerraba completamente la parte poblada del término, … varias ermitas extramuros de la población entre las cuales merece ser citada especialmente la de San Blas, situada en la Cueva del Beato a dos kilómetros del pueblo”, etc... En este apartado, el autor deja ver su amor por la naturaleza, pues aunque no tenga nada que ver con el estudio, relaciona, a un nivel verdaderamente exhaustivo, las especies animales más comunes y 170 plantas de las que habitan en la zona.
Por otro, la segunda parte hace referencia a la situación geográfica de la fuente, a la geología del entorno, así como a el análisis de las aguas que efectivamente dan como resultado que “La composición de esta agua y su temperatura más baja que la media atmosférica indican de una manera clara y terminante que este manantial debe clasificarse como sulfhídrico frío y que sus aplicaciones medicinales son las correspondientes a estas clases de aguas.” “... Aconsejase con buen éxito en las enfermedades crónicas de la piel; … catarros, asmas, … El limo depositado espontáneamente en el sitio donde brotan tiene propiedades resolutivas para hacer desaparecer en poco tiempo los infartos edematosos de los miembros y las retracciones tendinosas prestando elasticidad” de sus tejidos; así mismo la pulverización con el agua y las inhalaciones del ácido sulfhídrico producen resultados ventajosos en multitud de enfermedades del aparato respiratorio”. Así como para otras variadas afecciones y enfermedades de la más variada índole, recomendando, así mismo, la aplicación más adecuada para cada caso, y sus contraindicaciones.
Por último citar otro documento que certifica el 2 de Diciembre de 1.906, que las aguas son útiles para el “tratamiento de eczemas y especialmente para las seborroides esquematizadas” y está firmado por Juan de Azua Suárez, médico por oposición del Hospital San Juan de Dios de Madrid, Profesor de Dermatología y de Sifiligrafía de la Facultad de Medicina de Madrid.
Fueron muchos los pacientes, que aun sin un control científico que avalara los estudios realizados, acudían para recibir los beneficios de sus aguas, y que “el número medio anual a los asistentes a Poterre y de individuos tratados con sus aguas durante los diez últimos años, no ha sido menor de cien o ciento cincuenta de los cuales la mayoría padecían manifestaciones herpéticas en la piel y mucosas, excrosulismo y catarros laringo-faringeos y nasales dependientes de aquellas afecciones constitucionales que desaparecieron en unos casos con el uso del agua en bebida aplicada del modo antes indicado, y en otros con baños locales, inhalaciones, pulverizaciones, embarramiento”.
Los médicos de la comarca eran los principales prescriptores de las aguas, pero en la Corte también corrió la voz entre los que ejercían allí, por lo que ilustres visitantes acudían continuamente entre los que se encontraba un real paciente: “Entre las personas aludidas (se refiere a los que lo habían empleado hasta entonces), figuran S.S.M.M. la reina Doña Isabel II que el año 1.866 las usó en baños por recomendación de uno de los curanderos más afamados de la comarca”.
Análisis de las Aguas:
Analizadas por los Doctores en farmacia Don José de Pontes y Rosales y Don Manuel Álvarez Ode, resulta que su composición química es la que, en resumen se expresa en el cuadro siguiente:
- Temperatura media del manantial... 2ºC
- Densidad del agua... 1.000 l
Gases en un litro de agua:
- Ácido sulfhídrico... 6’99 c
- Aire atmosférico 5’30 cc compuesto de:
o Nitrógeno... 3’51 c
o Oxígeno... 1’63 c
o Anhídrido carbónico... 0’15 c
Anhídrido carbónico combinado... 70’22 c
Substancias sólidas en un litro de agua:
- Bicarbonato cálcico... 0’395801
- Bicarbonato magnésico... 0’102594
- Sulfato cálcico... 0’031982
- Sulfato magnésico... 0’036317
- Sulfato sódico... 0’003551
- Cloruro magnésico... 0’008906
- Cloruro sódico... 0’008148
- Silicato alumínico... 0’082154
- Ácido fosfórico... indicios.
- Óxido de hierro... indicios.
- Materia orgánica (Glairina)... 0’040121
TOTAL: 0’70957
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Los judios de Cifuentes: Existe una tradición muy arraigada sobre la presencia de judíos en la Villa de Cifuentes. Es más, existe incluso tradición malsana, pues, a veces, los lugareños de pueblos colindantes ven como judíos a los vecinos de esta villa
“En Sotoca crían berros
en Ruguilla, la ensalada
en Cifuentes, los judíos
en Trillo, la gente mala
en Gárgoles, los volcanes
y en Gargolillos, los lañas.”
(Seguidilla popular alcarreña.)
La existencia de una casona señorial, conocida como “La Sinagoga”, viene a confirmar esta presencia, lógica por otro lado, al ser Cifuentes en el medievo una villa con una gran actividad económica y comercial. Estas gentes, perfectamente integradas, debieron desarrollar actividades comerciales, industriales y artesanales, aumentando su número de forma considerable desde que, en 1.317, el infante Don Juan Manuel, IV Señor de Cifuentes, ofreciera estar libre de impuestos durante diez años a los que poblaran la villa. Además, las leyes que promulgaron los diversos reyes de Castilla sobre la libre circulación en sus reinos de los mercaderes de Cifuentes beneficiaron el crecimiento y asentamiento de población judeo-cifontina en muchas villas castellanas.
Los judíos instalados en Castilla tras la reconquista, en líneas generales y a pesar de lo que pensara la población romance-cristiana, se sentían útiles y protegidos por los sucesivos monarcas. Éstos se veían obligados, generalmente por el Papa o para mantener a raya al Alto Clero, a emitir algunas leyes o edictos antisemitas que, raramente, llevaban a la práctica. Así podemos observar al Rey Alfonso X cómo se rodeaba de sabios e intelectuales judíos en la Escuela de Traductores de Toledo, mientras impulsaba, simultáneamente, la creación de un código legal unificado para toda Castilla, “Las Siete Partidas”, que abolía los privilegios y fueros de los sefarditas. Por ejemplo, la recaudación de impuestos se solía encargar a particulares que, en la mayoría de las ocasiones, eran judíos que adelantaban el dinero a la corona y luego se encargaban ellos de recaudar a la población con intereses. Así, el principal problema económico y financiero para la autoridad era la usura y el préstamo. La intención de su prohibición únicamente habría conllevado el empobrecimiento de las juderías o aljamas, por lo que los sucesivos reyes cristianos evitaron llevar a efecto esta medida.
A pesar de que en Cifuentes no existe ningún documento que refleje una revuelta antihebrea en la Villa, sin duda, su población judía debió verse afectada por la disputa en la sucesión al trono que mantuvieron Pedro I “el Cruel” y su hermanastro Enrique II de Trastámara. El Rey Pedro I, por entonces también V Señor de Cifuentes tras morir el Infante Don Juan Manuel sin descendencia, siempre contó con el apoyo de los judíos, aunque ésto no evitó que sus soldados los acosaran. Así podemos constatar que, tanto por un bando, como por el otro, las juderías castellanas fueron sistemáticamente asaltadas durante la contienda, aunque no podemos afirmar que tal circunstancia se diera en nuestra Villa. Una vez vencido Pedro I y muerto a manos de su hermanastro, Enrique II, tras la batalla de Montiel, comenzó un proceso de pseudo-conversión al cristianismo por miedo a las represalias. En numerosas casonas señoriales de la judería de Cifuentes, Val de San García, Ruguilla o Gualda podemos leer la leyenda “Alabado sea el Altísimo”, sin encontrar una sola cruz o un símbolo cristianizante, lo que supone que el “Altísimo” podría ser Dios, pero también al-Lah o Yahvé, sin perjuicio de que en el interior de la vivienda se practicaran rezos mahometanos o se judaizara.
A partir de aquí, las juderías alcarreñas iniciaron un lento declive del que ya no saldrían hasta la definitiva expulsión promulgada por los Reyes Católicos en su decreto del 31 de Marzo de 1.492.
La vergonzosa historia nacional de persecución, acoso y asesinatos públicos a los conversos, judíos o musulmanes, por parte de la Inquisición católica acababa de comenzar hasta que, en el año 1.834, la Reina regente María Cristina de Borbón-Nápoles aboliera esta “santa” institución.
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Cifuentes: Un señorío por amor:Tras pasar a la corona castellana en el año 1.085 d.n.e., Cifuentes pasó a formar parte de Extremadura, región que abarcaba desde Soria hasta Medellín, y cuya administración se basaba en los consejos de las villas. Así, la villa de Cifuentes, dependía del Consejo de Atienza, aunque debía poseer un título de villazgo anterior, ya que gozaba de cierta autonomía. El señorío se originó cuando, el entonces príncipe, Alfonso X “el Sabio” antes de casar con Doña Violante de Aragón, mantuvo una relación amorosa con Doña Mayor Guillén, hija de Pedro Guzmán, que dio como fruto una hija: Doña Beatriz. Doña Mayor no quiso ser reina de Castilla, por considerar que, aunque noble, no era merecedora de tal encargo, rechazando la oferta del príncipe. Cuando Alfonso X llegó al trono, cedió a Doña Mayor el Señorío de Alcocer y numerosas villas, segregando a Cifuentes del Consejo de Atienza para dárselo en señorío. En el año 1.253, el rey casó a su hija Doña Beatriz con Alfonso III de Portugal siendo pues, cuna de la dinastía lusa. Del matrimonio real nació una hija, Doña Blanca, que heredó el señorío y, tras tener un hijo, ingresó en las Huelgas Reales de Burgos donde llegó a ser abadesa. Doña Mayor, Doña Beatriz y Doña Blanca fueron las tres primeras señoras de Cifuentes, levantaron la Iglesia de El Salvador y la muralla que circundaba la villa hasta mediados del Siglo XX.
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¿Princesa tuerta o mujer coqueta?: Son infinitas las tribulaciones que sobre el parche que ostentaba la Princesa de Éboli se manejan. Si ya de por sí, su vida está rodeada de leyenda, misterio e intriga, el hecho de llevar parcialmente tapado su rostro no ha logrado más que alimentar las plumas de los más afamados escritores, historiadores y biógrafos, así como animar los corrillos del populacho.
La inmensa mayoría de los artistas que han representado a Doña Ana de Mendoza en sus obras, desde Claudio Coello hasta Paco Clavel, coinciden en situar el parche sobre su ojo derecho. Sin embargo, no ocurre lo mismo cuando los estudiosos se preguntan los motivos por los que la Princesa debía cubrirse parcialmente su rostro.
Sobre este aspecto de su vida existen varias teorías, algunas más apoyadas por los investigadores que otras, pero ninguna de ellas se ha podido corroborar hasta ahora. La más extendida entre éstos es la que narra que la Princesa estaba aprendiendo a manejar la espada, en Alcalá de Henares, cuando fortuitamente se golpeó en el rostro con el florete del rival, perdiendo así la visión de su ojo derecho. Ésta versión, aunque dada como más probable, no es la única ya que, en Cifuentes, me cuentan los lugareños que la Princesa, joven todavía, se hallaba jugando con unos niños en las inmediaciones del Castillo, que el Infante Don Juan Manuel mandó erigir en la Villa y en el que residía Doña Ana, cuando por infortunio recibió una pedrada que la “secó” el ojo.
Como bien es sabido, la Princesa nació en Cifuentes en 1.540 y allí pasó su infancia, al menos hasta que fue desposada con Don Rui Gomes de Silva a los 12 años de edad, aunque también está demostrado que, mientras estuvo al cargo de su madre, viajó repetidas veces a Alcalá de Henares y a Valladolid, donde entonces se hallaba la Corte Imperial.
Existe una tercera leyenda, probablemente la menos apoyada por los eruditos, que narra la desgracia de la Princesa ya que, aunque pequeña en tamaño, su hermosura e inteligencia no dejaba indiferentes a los hombres. Este relato se basa en que Doña Ana de Mendoza era bizca de nacimiento y, debido a su coquetería y alta posición social en la Corte, decidió, ya muy joven, cubrirse el ojo derecho dando un aire misterioso a su, ya de por sí, llamativa fisonomía.
Lo que sí es cierto es que, tuerta o coqueta, la Princesa de Éboli sigue hoy alimentando su halo de misterio y, por supuesto, nuestra insaciable curiosidad y admiración por ella. -
El Crimen del Fraile: A principios del Siglo XX, la Cueva del Beato u Oratorio de San Felipe Neri, estaba habitada por un ermitaño conocido en todo Cifuentes como el Cura Bibiano. Él llevaba una vida austera y ascética, dedicada a la oración y meditación. Bibiano vivía, exclusivamente, de la limosna que recaudaba y de las ofrendas en comida que los devotos cifontinos le proporcionaban. A su vez, la finca que rodea a la Cueva del Beato, era cuidada por un matrimonio de origen humilde que se dedicaba al cultivo de sus tierras, a la recolección de la afamada miel de sus colmenas y a la tala de árboles para su venta como leña. Los días de misa, el hombre ayudaba a Bibiano en las labores de monaguillo.
Sin embargo, por el pueblo, corría el rumor que el cura iba, poco a poco, acumulando una pequeña fortuna y que, aún así, seguía pidiendo limosna y esto llegó a los oídos de su ayudante que planeó el robo perfecto.
Fue en 1.905 cuando el cura Bibiano desapareció, sin dejar huella.
Tras muchas investigaciones, finalmente, se descubrió la trama y, años después se supo que fue su ayudante, el guarda de la finca, el que asesinó por dinero al eremita y éste terminó confesando. El cuerpo de Bibiano fue rescatado, años más tarde, por Don Perfecto García de una sima de 86 metros de profundidad, situada a dos kilómetros de Cifuentes, que desde entonces es conocida popularmente como la “Sima del Fraile”. -
Ermita de San Ildefonso en el Lago de Bolarque: Diez años después de la muerte de Santa Teresa de Jesús, en 1.592, tres frailes carmelitas se unieron para llevar más allá la aventura que inició la Santa en 1.561 cuando fundó su primer convento en Ávila, San José.
Fue a mediados del Siglo XII cuando, siguiendo la tradición del profeta Elías, San Bartoldo tenía fundados dos monasterios carmelitas en Antioquía. A diferencia del cristianismo europeo, el monacato en Oriente Próximo tenía una larga tradición de eremitismo, frente al monacato comunal que era practicado en nuestros monasterios. El Papa Honorio III aprobó, mediante Bula en 1.226, la Regla directiva de la Orden que establecía unas normas de conducta generales como son: El establecimiento de los centros carmelitas en lugares aislados y solitarios, la construcción de un monasterio central para las prácticas religiosas realizadas en común y una serie de celdas, separadas entre sí y del edificio conventual, para que el eremita llevara una rigurosa vida de meditación en solitario. A estos lugares donde los frailes llevaban a efecto su austera vida religiosa se les denominaba “Desiertos”.
La reforma que planteó Santa Teresa en España se realizó sobre el fundamento conventual y mendicante, o sea, que las monjas llevaban una vida en comunidad y vivían de las limosnas que recaudaban de los vecinos. Una vida sacrificada, sin duda, pero que distaba mucho del concepto oriental y original que regía en los conventos de San Bartoldo.
Estos tres monjes querían continuar la Reforma “masculina” que inició San Juan de la Cruz en Pastrana (Guadalajara) y acercarla a la vida eremita y solitaria, ya que consideraban insuficientes los sacrificios que suponía la vida carmelita en los conventos fundados en ciudades como Ávila, Segovia o Pastrana por la Orden.
Inmediatamente, viajaron a Alcalá de Henares a trasmitirle la idea al Vicario General de la Orden, el genovés Padre Doria, para que aprobara el nuevo establecimiento y sus normas de conducta y consiguieron de éste la autorización para establecerse en Bolarque, en un paraje inhóspito pero de enorme belleza, a orillas del Río Tajo.
El Domingo 16 de Agosto de 1.592 se terminó de construir la primera ermita, realizada con barro, piedras y ramas de pino, y que pasó a llamarse “de San Juan Bautista”. Días después, se llevó al lugar una campana, el Sagrario y se ofreció una misa, inaugurando así el primer Desierto carmelita que pasó a denominarse “Nuestra Señora Santa María del Monte Carmelo”.
A la comunidad inicial de tres frailes, comenzaron a unirse nuevos miembros y, por consiguiente, a levantar nuevos eremitorios o celdas hasta llegar al número de nueve.
Al año siguiente, 1.593, Fray Tomás de Aquino viajó a la Corte de El Escorial a ofrecerle personalmente al Rey Felipe II el patrocinio del Desierto en nombre de los Ermitaños de Bolarque y éste lo aceptó.
En seguida se propagó la fama del Desierto entre los aristócratas que, alentados por Don Francisco Contreras, Presidente del Consejo de Castilla, comenzaron a patrocinar con sus limosnas el levantamiento de nuevas ermitas en torno al cenobio, hasta llegar, ya entrado el Siglo XVIII, al número de 32. Entre estos aristócratas y ricos burgueses se encontraban, entre otros, los Duques del Infantado y Medinaceli, el Conde de Lemos, la Duquesa de Feria, el Almirante de Castilla y la octava Condesa de Cifuentes, Doña Ana de Silva.
Doña Ana de Silva y de la Cerda (n. 1.587 - m. 1.606), heredó el título de Condesa de Cifuentes en el año 1.602, tras fallecer prematuramente su hermano, Don Juan Baltasar, ciego y sin descendencia. Doña Ana - no confundir con la Princesa de Éboli, ni con su abuela Doña Ana de la Cerda - patrocinó, junto con Doña Mayor Méndez y el Conde de Puñoenrrostro, en los primeros años del Siglo XVII el alzado de una Ermita que, personalmente, construyó el primer Prior del Desierto Fray Alonso de Jesús María. La Ermita fue llamada “del Arzobispo San Ildefonso” y, aunque en estado ruinoso, se puede observar, todavía hoy, en las márgenes del Lago de Bolarque del que, por escasos metros, se salvó de la crecida de las aguas tras la construcción, a principios del Siglo XX, de la presa del mismo nombre.
La forma más sencilla para acceder hoy al lugar es navegando desde el embarcadero que el Club Náutico Bolarque posee en territorio de Almonacid de Zorita. Salvo en los meses de prohibición a la navegación a motor (Marzo, Abril y Mayo), en tan sólo veinte deliciosos minutos de travesía se accede a las ruinas del Real Sitio y Santo Desierto de Bolarque.
Desde el año 2.000, por iniciativa de un grupo de entusiastas de la marina, con el patrocinio de la Asociación Cultural “Lago de Bolarque” y la presencia de la Real Liga Naval Española, se viene celebrando anualmente la Procesión Marinera de la Virgen del Carmen, patrona de la Marina. La celebración comienza con una misa de campaña y el canto de la Salve Marinera, en el citado embarcadero, seguida del traslado de la imagen en barco hasta el Desierto carmelita de Bolarque donde se realiza una ofrenda floral. Esta procesión se realiza el sábado siguiente a la festividad de Nuestra Señora del Carmen (17 de Julio) y, se me antoja, una ocasión única para visitar el lugar.
Otra forma de llegar, pero más dificultosa, es caminando desde la Villa de Sayatón, a través de la Finca particular La Pinada, por una senda que parte directamente hacia el Río Tajo. La difícil orografía y la espesura de la maleza pasarán factura a las piernas del caminante, pero la vista espectacular del río encajonado y la suerte de encontrar las ruinas del Convento le harán olvidar lo penoso del paseo.
Coordenadas topográficas tomadas en Enero de 1.999.
X= 2º 48’ 40’
Y= 40º 22’ 38’’
Z = 660 m.s.n.m.
Cartografía S.G.E. 1:50.000; Sacedón 562, hoja 22-22 -
Coplas, coplillas, canciones y seguidillas en Ruguilla: En la actualidad, Ruguilla es una coqueta pedanía de Cifuentes. Pero ésto no fue siempre así. Durante muchos siglos, Ruguilla existió como municipio y llegó a alcanzar el título de Villa, como así lo demuestra el Rollo que posee en las afueras de la población.
Es más, aunque existe un documento del Siglo XIII del Monasterio de Óvila en el que se la denomina “Roela”, su nombre proviene del latín - “rugen” - que junto con los restos de un tramo de calzada romana nos hacen sospechar una antigüedad de más de 2.000 años de existencia.
Sus fiestas, como no podía ser de otra forma, fueron sonadas antaño y así queda constancia en “los aguinaldos de Santa Agueda” y en los muchos cantares y coplas que hoy perduran en la memoria de los ruguillanos, abordando diferentes labores y situaciones cotidianas.
Queremos dejar aquí constancia de algunos de los más divertidos e hirientes:
Sobre la miel que aquí se producía:
“Miel de La Alcarria,
dentro de La Alcarria,
de Ruguilla...
que no es menester alaballa”.
“En Irueste, en Ruguilla
y en Peñalver,
fabrican las abejas
la rica miel.
Y en Guadalajara
los bizcochos borrachos
y las chicas guapas.”
“Los colmeneros de Ruguilla,
pagan con las costillas,
pues a lomos de colmenero,
poco dinero.”
De la escasa graduación de sus vinos encontramos:
“El vino de Ruguilla
según entra por la boca
sale por la colilla.”
“El vino de Ruguilla
afloja la pantorrilla.”
De la huerta, las localidades vecinas y...
“En Ruguilla venden berros,
en Sotoca, la ensalada.
En Cifuentes se la comen
y en Gargolillos la cagan.”
Otra variante que incluye más poblaciones es...
“En Ruguilla venden berros,
en Sotoca, la ensalada.
En Cifuentes, los judíos
en Trillo, la gente mala.
En Gárgoles, los volcanes
y en Gargolillos, los lañas.”
De las mozas ruguillanas:
“Lucero de La Alcarria
es mi morena
ha nacido en Ruguilla
y es cosa buena.
Eres lucero
así fueses la almohada
donde yo duermo.”
Y la más utilizada en las Fiestas de Santa Catalina:
“San Martín, está en Sotoca.
Los Desposorios, en Huetos;
Santa Catalina hermosa
en Ruguilla la tenemos.”
Fuente: “Actas do Primer Congreso de Etnografía e Folklore” (Braga, Portugal. 1.951)
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El Milagro de los tres soles: La mañana del 3 de febrero de 1672, los habitantes del valle de Cifuentes pudieron observar un fenómeno extraño al que entonces se atribuyó un origen milagroso, y que quedó descrito como tal en las crónicas de la época. Aquella mañana del día de San Blas fue una de las más frías del invierno. En el cielo limpio del amanecer, y durante varias horas, los que miraron al sureste pudieron ver tres soles levantándose al unísono sobre el horizonte: el astro habitual y otros dos más, uno a cada lado. Para los agricultores y ganaderos que esa fría mañana salían hacia sus labores, el espectáculo debió resultar impresionante y difícil de olvidar. No es de extrañar que, dentro del contexto cultural y religioso de la época, el fenómeno fuera enseguida considerado como algo relacionado con la acción divina. De hecho, el llamado "milagro de los tres soles" llevó a la creación de la institución del Santuario de San Blas y Virgen del Oreto.
Actualmente sabemos que este fenómeno es un proceso normal de óptica atmosférica que tiene lugar cuando la humedad de las capas bajas de la atmósfera se encuentra congelada en forma de multitud de cristalitos de hielo. Cuando la luz del sol incide sobre estos cristales, se refleja y se refracta, dando lugar a un efecto óptico de una belleza impresionante. Para ello, sólo hace falta que confluyan tres factores: (1) que las temperaturas se mantengan muy por debajo de 0ºC, (2) que haya suficientes cristales de hielo en la atmósfera, y por lo tanto suficiente humedad atmosférica (podría decirse que se trata de una nube congelada), y (3) que la luz del sol atraviese esta nube congelada una distancia suficiente hasta el observador (máxima cuando el sol está bajo, y mínima cuando el sol está alto). El halo de luz resultante adquiere diferentes geometrías según la forma de los cristales de hielo, que a su vez depende de otros factores como la temperatura, la humedad relativa, o las impurezas (polen, partículas de polvo, etc.).
Los halos más frecuentes son los que se observan en lo cirros (nubes altas compuestas de cristales de hielo) y suelen ser circulares. En cuanto al fenómeno que se observó en Cifuentes, se denomina parhelio. Se caracteriza por un predominio, en las capas bajas de la atmósfera, de cristales de hielo con forma de prisma hexagonal aplanado. El resultado de la refracción de la luz del sol dentro de estos cristales es la proyección de dos soles aparentes, uno a cada lado del verdadero (concretamente a unos 22º). Los dos soles aparentes se caracterizan por tonalidades cromáticas irisadas debidas precisamente a esa refracción de la luz blanca del sol. El espectáculo dura sólo unas horas, mientras el sol está bajo y su luz atraviesa más cristales para llegar al observador. A partir de las 10 u 11 de la mañana, con el sol más alto, ya deja de verse.
Este fenómeno atmosférico observado en Cifuentes es una más de las consecuencias de la "Pequeña Edad del Hielo", un periodo entre los siglos XVI y XVIII durante el cual bajaron las temperaturas medias en muchos lugares del mundo. Sin embargo, lo que entonces resultó sorprendente y milagroso a los cifontinos, realmente es algo normal en latitudes altas (zonas próximas a los polos, como Escandinavia), donde la presencia de estos cristales de hielo en las capas bajas de la atmósfera es algo mucho más normal a lo largo del año.
Algunos historiadores de la ufología (véase, por ejemplo, Borraz, 1988) suelen utilizar fenómenos similares de óptica atmosférica ocurridos en siglos pasados para tratar de descubrir en ellos fenómenos extraños que se puedan atribuir a OVNIs. Esta labor de rastreo intuitivo es muy propensa a descubrir supuestos OVNIs en cualquier fenómeno poco claro y mal descrito, y es una forma de proceder poco científica. En otros siglos predominaban las explicaciones sobrenaturales para fenómenos que luego la ciencia ha despojado de magia y misticismo al descubrir los procesos físicos que les dan lugar. Sin embargo, no por ello dejan de ser igual de sorprendentes y bellos. Es más, precisamente porque conocemos su explicación, deben resultarnos más interesantes, porque nos abren las puertas al conocimiento y a nuevas preguntas.
Enrique Díaz Martínez